Cruz de Sota

En la carretera nacional 634, en el comienzo del tramo que va desde la playa de Arenillas hacia el Pontarrón, encontramos parte de lo que en su día fue un memorial. A la zona se le denomina la Cruz de Sota, y aunque no hay rastro de ninguna cruz, tras el quitamiedos aún podemos distinguir el pedestal sobre el que se asentaba la citada cruz.

Pedestal de la desaparecida Cruz de Sota
Pedestal de la desaparecida Cruz de Sota

Para contar su historia tenemos que retrotraernos casi cien años. El contexto social y económico está marcado por el despegue de la industria minera en el País Vasco y en la fiebre por encontrar nuevos filones en la costa Oriental de Cantabria. Y concretamente introducir a Ramón de la Sota y Llano, figura clave en la creación de ese tejido empresarial.

Ramón de la Sota y Llano

Minero, naviero, constructor de barcos, banquero, Ramón de la Sota y Llano fue uno de los figuras más emblemáticas en el desarrollo económico de Bilbao de finales del XIX y principios del siglo XX. Marqués de Llano, Ramón de la Sota nació en Castro Urdiales en 1857, algo que a menudo le marcó como objetivo de burla por no ser vasco de nacimiento.

 Ramón de la Sota
Ramón de la Sota

Fue sin embargo una casualidad, ya que procedía de una familia de hacendados rurales de las Encartaciones vizcaínas, que tenían una residencia estival en la villa castreña.  Primogénito del matrimonio formado por Alejandro de la Sota y Álvarez (1820-1909) y Alejandra de Llano y Otañes (1825-1864), la familia residía en San Julián de Musques (Muzkiz). Como propietarios de bienes raíces con vínculo de mayorazgo y continuadores de una tradición de comerciantes de mineral de hierro, los Sota y los Llano, con su unión, continuaron la actividad minera hasta los años sesenta del siglo XIX.

Se podrían escribir ríos de tinta sobre la vida de Ramón de la Sota. Basta anotar que fue empresario naviero, abogado, político y miembro del Partido Nacionalista Vasco, y del mismo modo llegó a poseer una de las mayores fortunas de su época. El rey Eduardo VII del Reino Unido le otorgó el título honorífico de caballero por haber arrendado parte de su flota al almirantazgo inglés durante la Primera Guerra Mundial, aunque para poder usar el título de «Sir» hay que ser ciudadano británico o de la «Commonwealth». Ejemplo del «prohombre» bilbaíno, y de la burguesía industrial vasca, invirtió junto a su primo Eduardo Aznar de la Sota en el sector naviero, lo que le granjeo pingües beneficios y prestigio nacional con la empresa  Sota y Aznar. Invirtieron también en participaciones mineras como la de Setares en1886 a las afueras de Castro Urdiales, o en 1893 la Minera de Sierra Alhamilla (Almería) y ya en 1900 la Compañía Minera de Sierra Menera en Teruel y Sagunto. También en 1886 fue uno de los impulsores de la Cámara de Comercio vizcaína. 

La aventura de la Compañía Minera de Setares no fue tan productiva como se esperaba, pero sirvió para experimentar con muy buenos resultados un modelo de explotación integrada (extracción, acondicionamiento, transporte y embarque del mineral con instalaciones propias), planificación ésta que reprodujeron a mayor escala en las otras empresas en el resto de España.

La actividad económica y su consecuente riqueza corren parejos al concierto económico de 1878 y la supresión foral, pese a que Sota criticó duramente la abolición foral, enfrentándose al empresariado local. De este modo la exportación de hierro quedaba liberada, algo que a la postre benefició a los intereses de Sota.

Como indicábamos, Sota, hábilmente, entró en el negocio del transporte marítimo. En 1889 Ramón adquiere su primer barco y en 1900, apenas once años después, el número de navíos ascendía a 25, constituyendo una de las empresas españolas de navegación con mayor volumen de carga transportable. En 1906 fundaron la Compañía Naviera Sota y Aznar, que aumentó todavía más su parque de buques situándose en los años veinte y treinta entre las principales de España.

Otros negocios de Ramón de la Sota fueron la fundación del Banco del Comercio -entidad que se fusionó con el Banco de Bilbao en 1901 poco después de constituir la Sociedad de Seguros La Polar. O una de las empresas más importantes en el panorama industrial vasco, el astillero Euskalduna en la ría de Bilbao.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Naviera Sota y Aznar logró unos beneficios enormes aprovechando la neutralidad de España en el armisticio. En 1917 la dupla de empresarios «asaltó» el sector siderúrgico, constituyendo la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo. Sin embargo no consiguieron desbancar a  la empresa de referencia, Altos Hornos de Vizcaya.

Como político, Ramón de la Sota también fue un denostado defensor de los fueros vascos. Y pese a recibir en 1929 el título de marqués de Llano de manos de Alfonso XIII, fue uno de los impulsores del germen del nacionalismo vasco y el futuro PNV de Sabino Arana.

Llegó a ser diputado provincial entre 1888 y 1892 del Partido Liberal Fuerista, y siendo su líder, se alió con los hermanos Sabino y Luis Arana Goiri, que habían fundado en 1895 el Partido Nacionalista Vasco, si bien mantuvo importantes discrepancias sobre la intensidad y moderación de la defensa de los fueros frente al gobierno español. Mientras Arana hablaba de purismo racial, Ramón de la Soa abogada por un partido democrático, moderno, moderado, pragmático, laico y autonomista.

De la Sota fue elegido diputado a Cortes en 1918 y precisamente el vinculo político con el nacionalismo vasco fue argumento para que los vencedores de la Guerra Civil lo usaran para castigar a su familia, una vez muerto él en 1936. Todos sus bienes fueron incautados en el verano de 1937 y los miembros de su familia Sota fueron multados con importes elevados a lo largo de 1940 (100 millones de pesetas.). Finalizada la Guerra Civil, el proceso judicial por responsabilidades políticas se prolongó durante muchos años, y incluso derivó en la sustracción del control sobre el grupo empresarial Sota y Aznar.

Otra de las vertientes en las que invirtió el empresario fueron los bienes raíces en Bilbao y las Arenas de Getxo, comprando solares y edificando casas. En 1934 era el principal propietario urbano de Bizkaia, con unas rentas cercanas al millón de pesetas.

De la herencia arquitectónica de Ramón de la Sota aún podemos disfrutar de edificios de bella factura como el Palacio de Ibaigane en Alameda Mazarredo –actual sede del Athletic Club y obra del arquitecto Gregorio de Ibarreche–, o las denominadas Casas de Ramón de la Sota, o Edificio Sota, en el número 45 de la Gran Vía de Bilbao, en pleno Ensanche, promovidas por el empresario y obra de Manuel María Smith (1919).

Casado en 1885 con Catalina de Aburto y Uribe (1862-1947), a su vez perteneciente a una familia de comerciantes de Bilbao, la saga de burgueses continuó con sus trece hijos, muchos de los cuales se casaron con linajes burgueses de la villa bilbaína como Mac Mahón, Vilallonga, Alzola, Olábarri o Urresti, cerrando el círculo de poder de los empresarios vizcaínos.

El empresario vivió hasta 1936 -dos años antes había empeorado su salud-, muriendo en Getxo justo un mes después del alzamiento militar contra la República.

Muerte de Catalina Sota

El 6 de noviembre de 1922 el Periódico La Voz año publicaba en su Número-739 la siguiente noticia:

Una hija del Sr. Sota y un capuchino, muertos Y RESULTAN TRES PERSONAS MAS GRAVEMENTE HERIDAS CASTRO URDÍALES 6 (8 m.). 

En el sitio llamado Las Arenillas ha caído al mar un automóvil propiedad de D. Ramón de la Sota. De sus ocupantes resultaron: muerto en el acto, el padre capuchino Elizondo de Luazar; tan gravemente herida, que falleció dos horas después, la hija del señor Sota Catalina; con fractura de varias costillas, otra hija del Sr. Sota, y heridos gravemente también, aunque se encuentran en estado relativamente satisfactorio, la esposa de D. Ramón de la Sota y )a señorita Sofía MacMahón, hija del marqués del mismo apellido.

El drama se ha desarrollado en las circunstancias más trágicas. Más de una hora estuvieron las víctimas en el mar, aprisionadas entre los restos del vehículo, y luchando con las olas quienes estaban en condiciones de hacerlo. Un niño oyó las voces de auxilio, y avisó a los carabineros y vecinos del pueblo de Islares.

Se acudió rápidamente en auxilio de los heridos. En el Hotel Universal de Castro Urdiales les hicieron la primera cura los doctores Areilza, Ursulo, Madera, Ocharán, Gil y Arco. El «chauffeur» sufre lesiones de poca consideración.

Al extenderse la noticia del trágico suceso ocurrido en Islares, han sido innumerables los testimonios de pésame recibidos por la familia de los señores Sota. Por el palacio que poseen en la avenida de Mazarredo han desfilado numerosísimas personas de todas las clases sociales.

Mañana, a las doce, se verificará en Las Arenas la conducción al cementerio de la señorita Catalina Sota. Asistirán el gobernador civil y representaciones de la Diputación, por ser la finada hermana del diputado nacionalista D. Ramón de la Sota.

MANIFESTACIONES DE DUELO. EL ENTIERRO DE LA SEÑORITA CATALINA SOTA EN BILBAO
MANIFESTACIONES DE DUELO. EL ENTIERRO DE LA SEÑORITA CATALINA SOTA EN BILBAO

Al extenderse la noticia del trágico suceso ocurrido en Islares, han sido innumerables los testimonios de pésame recibidos por la familia de los señores Sota. Por el palacio que poseen en la avenida de Mazarredo han desfilado numerosísimas personas de todas las clases sociales.
Mañana, a las doce, se verificará en Las Arenas la conducción al cementerio de la señorita Catalina Sota. Asistirán el gobernador civil y representaciones de la Diputación, por ser la finada hermana del diputado nacionalista D. Ramón de la Sota.

Se cuenta que Eduardo, el mecánico personal de don Ramón de la Sota se durmió mientras conducía ocasionando el accidente. Después de celebrarse los funerales Eduardo seguía sin aparecer por la casa, quizá avergonzado o temeroso. Ramón Sota solicitó su presencia apareció con los ojos rojos de lágrimas. Eduardo continuó siendo el conductor personal de Ramón de la Sota.

La Cruz de Sota en Islares

Como recuerdo de la perdida de su hija, Ramón de la Sota erigió una cruz en el lugar de la caída del coche donde viajaba su hija. Dicha cruz fue destruida durante la Guerra Civil, tras el golpe de estado del 18 de julio, y solo sobrevivió el pedestal donde se anclaba, así como un bancos de piedra que servían de mirador de la costa, desde Arenillas hasta la ballena (Cabo Cebollero) de Sonabia.

Pedestal de la desaparecida Cruz de Sota
Pedestal de la desaparecida Cruz de Sota

A menudo cuesta distinguirlo entre la vegetación, y la desidia por parte de las administraciones ha dejado en el olvido la historia que vincula a Ramón de la Sota con Islares. Si pasea por allí, acérquese, disfrute de las vistas, y sobre todo sea respetuoso con el espacio.