Según descendemos a la playa de Arenillas desde la carretera nacional y alcanzando el edificio en ruinas del Hotel Aisia Spa (antiguo Langostero) torcemos a la derecha antes de bajar al puerto. Tras una breve pero empinada subida llegamos a un alto desde donde divisamos el Restaurante Erillo, encajonado en una vaguada, abierto al mar Cantábrico y con una vista perfecta de la «ballena» de Sonabia.
El ahora asador Erillo regentado de manera familiar lleva varias décadas abierto ofreciendo la posibilidad de tomar un aperitivo, jugar a las cartas u organizar una comida para grupos. Además cuenta con una terraza abierta al mar, con parque infantil.
Junto al establecimiento podemos ver una construcción defensiva de la guerra civil que permitía la visión de la ensenada que controlaba el paso entre el tráfico marítimo desde Castro Urdiales a Laredo.