Nido ametralladoras de Erillo

Junto al restaurante Erillo se halla un nido de ametralladoras de la época de la Guerra Civil. Es un vestigio de la red de defensa marítima promovida por el ejército republicano para proteger los ataques efectuados desde el mar por las tropas franquistas.

Nido de ametralladoras en Erillo
Nido de ametralladoras en Erillo

Es el único que se conserva de la bahía entre cabo Cebollero (la ballena), Oriñón e Islares. El nido está en bastante buen estado de conservación, y está compuesto por una construcción de planta ultra semicircular, de unos 1,7 m de diámetro interior, con muros de mampostería y casi 2 metros de espesor.

Fue construido en la primavera de 1937 o bien por trabajadores de la Comandancia de Ingenieros de Castro-Urdiales o miembros de la Compañía de Costa nº 13 del Batallón de Ingenieros del Cuerpo de Ejército de Santander.

El nido de ametralladoras aparece mencionado en un documento (AGMAV, C. 686, Cp. 12, D. 1 / 35) con fecha de 5 de Junio de 1937 remitido por el Jefe de la por entonces Brigada de Costa nº 13 al Jefe de Operaciones del Estado Mayor del Cuerpo de Ejército del Norte::

«Un nido para ametralladoras con dirección a la entrada de dicha playa y situado en su ángulo derecho. Este nido tiene muros en forma circular de 2 metros de espesor, de mampostería ordinaria. Su cubrición es de hormigón, con un espesor de 35 centímetros, sobre cuya capa de hormigón está otra de rollizos, y cubierto todo después con tapines y tierra. El círculo interior tiene 1,7 metros de diámetro. Este nido tiene un paso de 4 metros de longitud y con paramentos de mampostería.»

Se adaptaba  al terreno, enfocando el vano horizontal para la ametralladora con vistas al noroeste Cabo Cebollero. El techo de cemento estaba cubierto por tierra y vegetación, lo que permitía hacerlo invisible a la observación aérea de los aviones.

El acorazado España intento bombardear sin éxito el puente del Pontarrón de Guriezo con el objetivo de cortar la retirada y las comunicaciones.

Después de la guerra es probable que aún quedase en uso, ya que las tropas rebeldes vencedoras en la contienda temían un posible desembarco de los Aliados.

Durante las siguientes décadas quedó abandonado y usado como almacén o letrina de la primera construcción del merendero de Erillo.